Es de conocimiento que una central eléctrica, o también llamada planta de energía eléctrica o potencia eléctrica es una instalación industrial para la generación que como su nombre lo dice proporciona energía eléctrica. Muchas de estas centrales utilizan generadores eléctricos o para entenderlo mejor, unas especies de máquinas giratorias que transforman la potencia mecánica en potencia eléctrica. Pero, ¿Cómo comenzaron las centrales eléctricas?. Regresando al año 1878, un ingeniero llamado William Armstrong diseñó y construyó la primera central hidroeléctrica, siendo su principal fuente los lagos del condado donde la había construido. La electricidad que generaba se repartía para dar iluminación, calefacción, agua caliente, un elevador, entre otros usos que ahorraban la mano de obra. Pero fue recién en 1870 cuando, el inventor belga Zenobé Gramme ideó un generador lo suficientemente poderoso como para producir energía a escala comercial para la industria.
Fue en 1882, cuando en Londres se construyó la primera estación de energía pública de carbón ósea de un combustible fósil que fue llamada como la Estación de Luz Eléctrica Edison. Esta estación era impulsada por un caldero Babcock & Wilcox, la cual era una empresa multinacional que brindaba equipos de generación de energía eléctrica, que a su vez impulsaba un motor de vapor de 125 caballos de fuerza que movía a un generador de 27 toneladas.
A lo largo de las primeras décadas del siglo XX, las estaciones centrales se hicieron más grandes, ya que usaban mayores presiones de vapor para brindar mayor eficacia, y confiar en las interconexiones de múltiples estaciones generadoras para mejorar la confiabilidad y el costo.
Hoy en día, las centrales eléctricas pueden generar suficiente electricidad para abastecer miles de hogares. La base del funcionamiento de una central eléctrica está en el combustible que quema. El trabajo de una central eléctrica es liberar esta energía en forma de calor y utilizarlo para accionar una turbina, que luego accionará un generador. Los diseños más nuevos, como las centrales de ciclo combinado (de los cuales se verá mayor información más adelante) pueden tener una eficiencia de hasta el 50%. También se desperdicia mucha electricidad en el trayecto desde la central eléctrica hasta el punto de consumo. Sumando todas las pérdidas, sólo una quinta parte de la energía del combustible quedará disponible como energía útil en el punto de consumo.
Nos damos cuenta que las centrales eléctricas han cambiado con el paso de los años, más en la forma en las que se trabajaba en ellas, gracias a la automatización de las centrales, se ha podido mejorar la generación eléctrica en estas.
